domingo, 2 de septiembre de 2012

Desarraigo, finalista del Premio Copé de Novela 2011

Uno de los libros que más he tardado en escribir por diversos motivos, tanto personales como literarios, es Desarraigo. Novela que fue concebida una madrugada del 2006, poco después de haber culminado de escribir "Campamento Amistad", tiempo en el que aún me encontraba en una etapa de vertiginosa creación, la cual había dejado como saldo cuatro novelas en tres años (incluyendo la trilogía "Lima Ilegal"). 
Desarraigo marca, por un lado, el fin de aquella etapa de fertilidad creativa, y por otro, la madurez narrativa de la misma. La novela se mantuvo congelada durante un par de años sin encontrar el punto final. Hasta que sucedió el verano del 2011. Desarraigo es una historia que envuelve conceptos que han determinado mi existencia durante 30 años: sueños, tristezas, luchas, fracasos, tentaciones, indulgencia, rencor, soledad, sexo, amor y familia. 

SINOPSIS: Desarraigo narra la historia de tres personajes que convergen en momentos determinantes de sus vidas: Verónica, una adolescente que se dedica a la prostitución, luego de huir de casa, tras ser violada por su cuñado, dejándola embarazada; Cobra, un barra brava, que asesina a un hincha rival durante una gresca callejera, viéndose obligado a dejar su barrio, su empleo y a su madre por temor a las represalias, lo cual lo lleva a tentar suerte como proxeneta; Christian, un acomodado estudiante de cine, que ve su mundo naufragar cuando su familia atraviesa por serios problemas económicos y judiciales.





viernes, 3 de abril de 2009

NO ES UNA VIRTUD, ES UNA OBLIGACIÓN




Empiezo el año, o termino el verano, según convenga, con dos publicaciones de géneros que no son en sí los más característicos de mi obra: Chacarilla City Blues, un poemario que recopila textos entre el 2003 y el 2007, una especie de cuaderno de bitácora lírico (¿?) que se fue gestando a la par de la escritura de mis cinco novelas, registrando sueños, angustias y fertilidad creativa. En este caso, a diferencia de mi habitual universo ficcional, los escenarios se vuelven reales y los personajes son tangibles. ¿Autobiográfico? Más que eso. ¿Confesional? Un poco más acertado. El estilo filudo de las frases y la aspereza de ciertas ideas –apolíticamente contestatarias- recogen sin duda la atmósfera vertiginosa de Lima Ilegal y la tensa contemplación de Campamento Amistad, aunque tocando –esta vez sí– tópicos más personales, más directos, sin tanta trama como en las novelas.

Y sin embargo, Chacarilla City Blues claro que tiene trama. Los 20 poemas que dan pie al título recogen los ideales de un escritor y su grupo de amigos que construyen un mundo paralelo ideal para la creación artística, sin necesidad de salir del barrio. Los poemas avanzan narrando las noches de bohemia, las mañanas de resaca escribiendo ante el desconcierto ajeno y el compromiso con la eternidad, hasta que la realidad y las falacias acerca de la aceptación de los cambios destruye a esta improbable generación beat de principios de un siglo apocalíptico.

En cuanto a La Burbuja, la influencia de la novela es también descarada. Se trata de 3 relatos escritos a manera de novela corta, en donde la ilación principal entre un cuento y el otro radica en el hombre, es decir, así como ahora está de moda escribir sobre la mujer, su histeria y una irreal promiscuidad a lo Sex and the City, en La Burbuja, a pesar de lo femenino del título, me permito hablar sobre el hombre, sobre su imperfección, temores y vanidades.

En orden cronológico, el primer relato El Salmón data del año 2001 o 2002, antes de haber empezado siquiera la primera línea de Días distintos y en donde se aprecian los últimos vestigios de mi idealismo hippie que floreció a fines de los noventas.

El argumento: un escritor de 30 años, casi retirado, se aleja del sistema a vivir a las afueras de la ciudad, rodeado de un río, varios árboles y miles de estrellas. Como es de esperar, la realidad siempre lo alcanzará para plantearle algún problema, tal vez uno definitivo.

Tuvieron que pasar 5 años, escribir 4 novelas y publicar 2 antes de animarme a escribir un cuento de manera formal. Corría el verano del 2007 y fue la necesidad lo que me llevó a hacerlo. Atravesaba un terrible bloqueó creativo después de mucha fertilidad; en un momento de lucidez, me senté a mirar dentro de mí y a sacar afuera lo que me angustiaba por dentro: así nació La Burbuja, una historia de amor triste y aleccionadora, matizada con los aderezos que habían marcado mi primera etapa literaria: lenguaje real, drogas, noches de sábado, música y lujuria. Sin embargo, queda claro que La Burbuja (el relato) es más que una síntesis en 30 páginas de lo escrito anteriormente, se trata del inicio de una nueva búsqueda literaria: adentrarse en los personajes más que en sus actos.

Y precisamente en esa forma fue concebida Sabor a mí (2008), escrita en dos semanas durante el ultimo diciembre, es el relato en primera persona de un detective privado pero en una honda mucho menos ellroyniana (Placeres Culposos) y más chandleriana, con un personaje con convicciones un tanto líricas para su oficio, que debe ubicar y retener a una mujer que despertará en él dudas y temores que un hombre que vive en una jungla de cemento – y el vivía en una y muy hostil – no puede permitirse.

Bueno, es lo que hay para el 2009, con mucho corazón, como siempre, manteniendo la constancia de una obra por año… y no es una virtud, es una obligación.

Fragmento de la Burbuja:

http://cesarsanchezt.blogspot.com/2007/05/la-burbuja-cuento-indito.html

jueves, 27 de noviembre de 2008

CAPITULO II

CULTURA EN CONTRA


Por: Cesar Sánchez Torrealva y
Miguel Sánchez Locatelli


El término contra cultura procede de la traducción literal del ingles counter culture como resulta fácil de percibir, sin embargo su significado representativo, o expresivo si se quiere, va mas allá de estas simples palabras acuñadas. En todo caso es conveniente señalar que el concepto de cultura no corresponde a elite intelectual alguna. No, la cultura es un todo, un todo disgregado que se respira en cada instante cuando observamos el comportamiento de alguna colectividad humana regida por pareceres, actitudes y expresiones homogéneas. De esta manera, la contracultura ser opone a lo asimilado, a lo aglutinado, a lo establecido; en suma a todo aquello que se masifique al hombre dentro de un “blog cuadriculado” del cual esta nueva cultura pretende escapar.

Las personas que poseen alguna noción al respecto pueden fácilmente relacionar a esta cultura alternativa con una década de flores y cabellos largos ya pasada y en concepto podría decirse que esa percepción no tiene porque se asumida por equívoca mas sí insuficiente porque la historia de esta “oposición existencial” germinó mucho antes de Woodstock y la llegada del hombre a la luna. Como prueba de ello bastaría con señalar que las más destacadas figuras espirituales como Jesús o Buda mostraron una abierta posición antagónica con respecto al sistema establecido en sus respectivos tiempos o espacios. Como prueba de ello proponemos continuación una cronología de los principales movimientos artísticos, intelectuales y filosóficos que a través de la historia se opusieron a la cultura predominante

II.1 Primeros referentes

Goliardos

En el siglo XII bajo un gran fervor cultural en Europa surgían las primeras catedrales y la burguesía progresista se oponía a los poderes feudales. Había trovadores y cortes de amor en los castillos así como juglares que recorrían pueblos y plazas cantando sus historias. Pero ese mundo estaba sometido a dos grandes poderes que se disputaban la hegemonía absoluta. De un lado la iglesia y al otro el imperio.

Es bajo este contexto que los Goliardos intelectuales y estudiantes tratan de gozar del mundo y de la sabiduría, en lo posible, ajenos a estos dos grandes focos de poder. Inician pues una especie de peregrinaje en busca de los grandes centros culturales del momento pero “entreteniéndose” en el camino, en tabernas y burdeles. Discuten, cantan y buscan compañía en las emociones más reprochadas por su sociedad.

Precursores románticos

Es en Inglaterra donde los escritores romanticistas mostraron una actitud más desenfadada frente al orden establecido de su tiempo como lo podemos percibir en poetas como Lord Byron que desafió a la propia corona inglesa.

Quizá podamos referirnos a algunos escritores y poetas románticos de comienzos del siglo XIX como los primeros en iniciarse en la experiencia de los alucinógenos, buscando estados de conciencia iluminados, sueños y visiones que les llevasen lejos de una realidad circundante que, muy a menudo, juzgaban de misérrima. El más ilustrativo referente podemos hallarlo en el poeta ingles Samuel Taylor Coleridge que inicia el romanticismo lírico en Inglaterra. Se estima que Coleridge ingería laudano (solución hidroalcohólica del opio) para combatir malestares de tipo nervioso relacionados con el sueño y sus pesadillas.

El maldito de Rimbaud

En el siglo XIX la sociedad europea era otra a la opuesta siete siglos atrás; ahora, el acelerado avance industrial, así como la consolidación de la casta burguesa colocaban al artista en una posición de marginalidad que este acepta. Y surge así el escritor maldito, que se cubre de galas y suntuosidades para acentuar su desdén al mundo habitual, su aristocrática disidencia.

Jean Artur Rimbaud, hijo de una familia burguesa de Francia, es considerado el principal exponente de una “tribu de escritores malditos”. Tras ser alumno ejemplar durante la etapa escolar, Rimbaud descubre a los nuevos poetas franceses que editaban el parnaso contemporáneo: Theophile Gautier, José María de Heredia y el más joven de ellos Paúl Verlaine.
Inspirado en la rebeldía de estos escritores, Rimbaud empieza a escribir sus primeros versos así como va despojándose de su imagen de niño modelo para adoptar una postura irreverente e intelectualmente violenta.
Antes de cumplir la mayoría de edad, el poeta abandona sus estudios y hogar, para internarse en el submundo literario francés donde conoce a Verlaine con quien vive un apasionado romance.
En 1874, a la edad de 20 años y después de escribir sus mas grandes legados: “Una temporada en el infierno” y “Las iluminaciones”, Rimbaud renuncia al oficio literario para llevar una vida de trotamundos que lo llevaría a inhóspitos lugares como El Cairo donde ejercería oficios de dudosa reputación moral.
A pesar de esta deserción creativa, el poeta nunca renuncia a su afán de búsqueda de una existencia apasionada, nómada y sobre todo contestataria que finalmente le valdría, a través de los años, mantener intacta su imagen de muchacho rebelde que nuca se acopló al molde. Una posición contracultural sin duda alguna.

El Surrealismo

Luego de la primera guerra mundial se produjo en Europa una especie de neorenacimiento que simbolizaría las desenfadadas ganas de vivir de lo que se llamaría “los locos años veinte”.

En lo artístico la corriente que tardaría poco tiempo en predominar sería la conocida como Vanguardismo (caracterizado por su hermetismo, experimentación técnica y afán de originalidad)

Dentro de los diferentes ismos que comprendida la vanguardia (futurismo, dadaísmo, cubismo, etc.) podríamos considerar al surrealismo, como el representante de un choque frontal con muchas cosas como opositores de las normas acartonadas de la moral burguesa, expresándose a través de un real estallido del color.

Así también apelaron al fondo del subconsciente humano trabajando la imagen onírica: “una cosa nos sugiere otra con la cual, aparentemente, no guarda conexión, como sucede en los sueños”. Para los surrealistas todas esas imágenes, racionalmente inconexas, guardan alguna extraña pero exacta relación en el mundo íntimo de nuestro subconsciente y por lo tanto de nuestra vida.

En el aspecto literario se desarrolló la escritura automática a través de la cual el escritor podía expresarse sin control racional alcanzando así grandes logros de expresividad y simbolismo insospechados hasta entonces.

II.2 La Generación Beat

Es sin duda el movimiento más representativo artísticamente hablando surgido en Norteamérica en los últimos 58 años. Hijos de la guerra y la más ortodoxa tradición americana, los beats simbolizaron el error y la desconfianza de la generación atómica encontrando en poetas como Allen Ginsberg, Gary Snyder y Lawrence Ferlinghetti a sus máximos exponentes líricos que marcaron leyenda en recitales salvajes y apasionados que se conocieron como “El renacimiento de San Francisco”.

En prosa destacaron los novelistas Jack Kerouac y William Burroughs con un estilo narrativo tan revolucionario como su temática inspirada básicamente en experiencias personales que buscaban relatar de la manera más sincera y directa su percepción frente al país, su gente, sus lugares, su política y a la vida en general.

Kerouac sustentó los principios de lo que él llamaría “prosa espontánea”; en una edición de la respetable revista norteamericana The New Yorker en donde comparaba la labor del escritor con la de un órgano sexual: “Se debe escribir con fuerza, con una energía interna que nos lleve a sentir los mismos espasmos que percibimos en el máximo esplendor de una relación sexual”

Tras su apogeo en los años cincuenta, los beats fueron tomaron senderos heterogéneos tanto en su obra como en sus vidas personales, sin embargo cabe mencionar el protagonismo de algunos de sus integrantes como Allen Ginsberg y Lawrence Ferlinghetti en la cultura juvenil de los años sesenta.
Algunos textos en concreto sirvieron como Biblia o manuales de vida para la generación de las flores; novelas como On The Road de Kerouac o Junkie de William Burroughs se convirtieron en libros de cabecera para muchos jóvenes que con collares y cabellos largos invadieron las calles de San Francisco, pero fue el poema Howl de Allen Ginsberg el más paradigmático manifiesto de esta generación.

II.3 La metafísica psicodélica de Timothy Leary

A inicios de los sesentas el catedrático de Harvard, Timothy Leary, se pierde en un inhóspito desierto mexicano donde es auxiliado por unos nativos quienes le dan a probar algunos hongos alucinógenos. Al volver a su país, Leary decide conocer más acerca de “experiencia mexicana” y accede a los laboratorios farmacéuticos de la universidad descubriendo el LSD25 una sustancia psicoestimulante capaz de generar alucinaciones.
Fascinado por los efectos, el doctor decide ir más allá y lleva sus experiencias al salón de clase compartiéndolas con sus alumnos, lo cual le valdría ser expulsado de la universidad. Una vez fuera de los parámetros académicos Leary y sus seguidores (intelectuales destacados en su mayoría) se atrincheran en la mansión Milboork donde realizarían una serie de psicoexperimentos de los cuales nacerían los primeros preceptos de la psicodélia que finalmente desembocaría en el hippismo.
Hasta 1967, Leary es considerado el principal representante del movimiento de las flores publicando una serie de libros y revistas donde detallaba sus ideologías. Tras una serie de arrestos y demás problemas legales pasa esporádicamente a la clandestinidad y de manera paralela lucha por la creación de la “Liga del Descubrimiento Espiritual” (las siglas en ingles eran LSD) donde el uso de estupefacientes estaría permitido como sagrado sacramento religioso.
Al margen de lo polémico de sus ideas y actitudes es innegable que el doctor Timothy Leary fue quizá la figura contracultural más provocadora del siglo XX, lo cual le valió ser considerado el hombre más peligroso de América según el presidente Richard Nixon.
A lo largo de la década del sesenta surgió un gran número de movimientos y tendencias contraculturales entre ellos el más representativo y recordado sin duda alguna fueron los Hippies. A su vez destacó también el movimiento psicodélico bajo la filosofía de Leary y Ken Kesey. Ambos movimientos encontraron una gran similitud e inclusive se sirvieron de complemento uno al otro en sus inicios, sin embargo al finalizar la década las perspectivas ideológicas chocaron hasta volverse casi incompatibles; la psicodelia continuó pregonando el viaje dentro de la mente lo cual fue asumido como una posición muy ortodoxa por los hippies californianos de Haight Ashbury que se trazaban objetivos más tangibles y menos individualistas como la unión y la comprensión de los hombres fuera de las normas y leyes sociales.

lunes, 17 de noviembre de 2008

MARIHUANA Y CONTRACULTURA

Por: César Sánchez Torrealva y
Miguel Sánchez Locatelli

FUNDAMENTACIÓN

Un tema casi polémico, tal vez sea el consumo de marihuana, en este aspecto creemos que es importante investigar el fenómeno contracultural de esta; ya que resulta necesario diferenciar su consumo por la vía de expresión de protesta y la de pasatiempo sin un fin exactamente necesario, no dejando de lado la influencia que ha tenido en el arte ya sea de la pintura como la literatura. Tal vez, como último manifiesto contracultural que el mundo ha vivido ha sido el Flower Power (el poder de las flores) en donde la marihuana o el loto, como describe Homero en su obra la Odisea, también estuvo presente como medio de expresión alternativa o de rechazo hacia los estímulos convencionales -por llamarlos de alguna manera- como el alcohol, citando uno de los ejemplos.

En esta última revolución contracultural, la marihuana ha estado bajo recaudo de artistas como Andy Warhol y escritores como Allen Ginsberg y Jack Kerouac, los Beatles y Bob Dylan admitían públicamente que fumaban hierba, el doctor de Harvard Timothy Leary experimentaba con drogas siendo expulsado de esta universidad. Estos son sólo algunos de los tantos ejemplos de la llamada generación de la paz y el amor libre.

Pero ¿Por qué la marihuana? ¿Por qué la marihuana otra vez? ¿Por qué la marihuana siempre? Estas son algunas de las muchas preguntas que la opinión pública suele hacerse cuando el tema de la contracultura es puesta en el tapete. Pues bien, iremos por partes para facilitar la comprensión del lector empezando por descifrar la “relación mística” entre la marihuana y los primeros referentes contraculturales.

No sólo los alucinógenos y las drogas han sido la única vía para el cambio de vida contra el sistema; Gandhi en su revolución lo demostró y los Hippies la adoptaron, propalando paz y amor, en la propia manera de ser y existir, en los alimentos y en el estilo de vida. En cuanto a la religión, cristo y buda tal vez fueron los primeros seres contraculturales.

La conceptualización actual de la marihuana ha sido masificada como algo dañino y consumida sin motivo alguno, además puede ser la monotonía y el ocio un camino hacia las drogas, la falta de ideologías también pueden llevar a consecuencias extremas en el consumo de este tipo de sustancias, sin embargo los conceptos que se brindará a continuación aclarará el panorama de lo que fue la droga para algunos movimientos contra o culturales, lo que es hoy y lo que hoy significa.

CAPITULO I:

MARIHUANA EN LA HISTORIA

Es inútil extenderse sobre esta sustancia que ya todos conocen. El nombre científico de la planta es Cannabis Sativa:”es una planta psicotónica anual que crece en las zonas templadas”. El término marijuana deriva de la palabra portuguesa Muran cuanco, que significa “intoxicación”. Es originaria del Himalaya. Con el nombre de “la que deleita”, el cannabis era considerado el “alimento especial” de los inmortales que “vivían” en lo alto de las montañas de Grecia, de la India y de China. Los Yogi la emplearon muy pronto bien fumándola, bien comiéndola, para concentrarse en la contemplación incorpórea. Los chinos la usaban ya en el año 2008 a.c con fines textiles y en el año 2337 a.c registraron sus efectos en un tratado de farmacología. Herodoto a descrito los baños de Cannabis entre los escitas durante los siglos V- VI a.c y nos ha descrito también las costumbres de una tribu que ponía yerba Kapnobata en una hoguera y se embriagaba respirando su humo de la misma manera que los griegos se embriagaban tomando vino. Hacia el año 500 d.c se propagó por Europa, donde los árabes lo usaban, con fines medicinales y afrodisíacos, con el nombre de Beng; En la edad media era ampliamente utilizado en Persia y el Líbano. Más o menos por esta época los indígenas del África Central aprendieron a fumar haciendo pasar el humo a través del agua; la pipa de hashish sirvió, pues a los fumadores de Kif (así se llamó el Cannabis en el norte de África) desde un principio.

En los Estados Unidos, donde los mexicanos la usaban desde siempre en las ceremonias religiosas o como tabaco digestivo, fue sembrado intencionalmente por el rey Jacobo I para obtener de las plantaciones abandonadas en 1770, cuando los barcos a vapor comenzaron a sustituir a los barcos de vela, nacieron las mieses salvajes, que pronto comenzaron a ser aprovechadas por los mexicanos modernos: su preparación del Cannabis se llamó Mota.

Los años 20 marcaron en los Estados Unidos una acentuada boga del Cannabis, entre los músicos de jazz especialmente y todos saben que en la segunda post guerra, en San Francisco, la marijuana estaba tan difundida como la coca – cola, entre los escritores contemporáneos, como conocidos experimentadores se podría mencionar a Herman Hesse, Aldous Huxley, George Andrews, Paul Bowles, Allen Ginsberg, Jack Kerouac y William Burroughs.

La resina del Cannabis Sativa –el hashis– contiene psicotoxinas, cuyos principios activos han sido llamados colectivamente THC: se comenzó a analizar hacia 1839 y fue aislada a comienzos de los años cuarenta por R. Adams de la Universidad de Illinois, que constató que actúa sobre el sistema nervioso central, no produce hábito, no es alcaloide, produce bienestar y visiones.

La primera injerencia represiva sobre el uso del cannabis fue la militar imperialista de Napoleón, que durante la invasión de Egipto, en 1789, sentó las bases de las leyes contra el hashis, que todavía están en vigor. Finalmente en 1923, el gobierno de Sud África propuso al comité para el tráfico de drogas que el cáñamo indio fuese declarado droga tóxica.

En los Estado Unidos, donde la marijuana había comenzado a circular en 1910,
introducida en sur oeste por los mexicanos había entrado en vigor en 1914 el Harrison Act que solamente se ocupaba de los opiáceos. La primera ley que se ocupó explícitamente de la marijuana fue la Marijuana Tex Act, promulgada en 1937 y propuesta y concluida por Harry Anslinger, un ex funcionario en los tiempos del prohibicionismo, que se había quedado prácticamente sin trabajo cuando éste quedó abolido y al cual se había confiado la organización del entonces minúsculo Federal Bureo of Narcotic, cuya misión se limitaba al cobro de las tasas impuestas sobre los opiáceos.
La psicosis impuesta al público por culpa del martilleo propagandístico llegó a ser tan truculenta que, en 1944 el alcalde de Nueva Cork Fiorello de la Guardia, nombró un Comité de investigación cuyas conclusiones concordaron con los suaves resultados a los que en su momento había llegado el viejo comité Anglo – Indio en 1893.
Entre 1963 y 1965 la comisión comenzó a aventurar algunas dudas sobre la peligrosidad del Cannabis y en 1968, después de que en 1967 hubiese habido más de 30 mil arrestos por uso de marijuana, se comenzaron a tener en cuenta las numerosas campañas a favor de su legalización.

El 23 de Marzo de 1972 el Internacional Herald Tribune pareció concluir decenas de discusiones y concluir con calma olímpica el problema de millares de personas arrestadas y encarceladas por el uso de estupefacientes al referir que la Comisión Nacional había decidido “reprimir el uso de la marihuana sin que por ello se considere criminales a sus consumidores”, y había constatado que los daños producidos por la marijuana a la salud eran mucho menores a los producidos por el alcoholismo.

Está claro que la droga, tal como es comúnmente entendida, la propaganda a bombo y platillo por films o publicaciones más o menos sensacionalistas, tiene bien poco que ver con estos discursos que solamente se refieren a las sustancias usadas por los poetas y artistas experimentales de los años cincuenta. Pero de la misma manera que no faltaron imitadores del Estilo de Vida caracterizado por Fitzgerald, tampoco faltaron imitadores del Estilo de Vida inventado por Charlie Parker. Si en la primera posguerra los imitadores se pusieron a beber por el puro placer del peligro o por ostentación económica o, en la mayoría de los casos, por moda, los imitadores de la segunda postguerra fumaron marihuana por el gusto de hacer algo prohibido y cayeron a veces en manos de los proveedores de las drogas duras.
La propaganda espectacular del poder se basa fundamentalmente en estos desgraciados, para los que la droga es un vicio antes que una extensión de la conciencia, de manera semejante como el alcohol podía ser para los alcohólicos de la primera posguerra una enfermedad antes que un gesto de denuncia.